Punto
de encuentro, de descanso y de paseo, no hay alcalaíno o complutense,
como se denomina a los naturales de este municipio madrileño, que no conozca
este lugar, Un lugar céntrico, amplio, ajardinado y arbolado: la Plaza de
Cervantes de Alcalá de Henares.
Ya
en el Renacimiento este espacio, conocido entonces como Plaza del Mercado, fue
un núcleo fundamental para la población porque en ella se celebraba el mercado
semanal, fiestas importantes como la feria anual concedida por el rey Alfonso
VIII de Castilla en 1184 e incluso corridas de toros.
Hoy
en día casi pasan desapercibidas algunas construcciones que la rodean y que
hacen de ella un lugar tan especial, destacando sólo a primera vista el gran
espacio central arbolado donde pasear o descansar sobre los largos bancos
corridos de piedra. El camino natural de
cualquier turista para llegar a esta plaza de forma rectangular se produce
desde la Calle Mayor, una calle peatonal que une la Plaza de Cervantes con la
Catedral Magistral de Alcalá de Henares y que es la calle con soportales más
larga de España. El acceso natural a la plaza se sitúa en su extremo norte. Si caminamos hacia la zona central de la plaza
veremos una estatua conocida popularmente como “el monigote”. Su apariencia con
capa, golilla y una pluma en su mano derecha nos da pistas sobre quién es el
representado. Se trata de una escultura dedicada a Miguel de Cervantes, el
escritor español conocido internacionalmente por su obra Don Quijote de la Mancha, el libro más editado y traducido de la
historia, sólo superado por la Biblia. En el extremo sur se encuentra un
quiosco de música construido a finales del siglo XIX por la fundición Lebrero.
En
el lado Oeste de la plaza encontramos dos entidades que han marcado la historia
y la cultura del municipio: El Ayuntamiento y el Corral de Comedias.
El
Ayuntamiento tiene su origen en el antiguo Concejo, celebrado en la Iglesia de
San Justo y donde los vecinos acudían al toque de las campanas. En el siglo
XVII la institución traslada su sede al lado occidental de la plaza y de cuyo
edificio sólo conservamos hoy un escudo en piedra sobre una de las columnas de
ese lateral siendo el escudo más antiguo que se conserva de Alcalá. Finalmente,
en el siglo XIX se transforma el Convento de Agonizantes para albergar las
funciones municipales, edificio actual del Ayuntamiento.
También
en el lado Oeste de la plaza, una pequeña fachada oculta la belleza interior
del Corral de Comedias. Una pequeña joya de 1601 que aún sigue ofreciendo
representaciones. Cuenta con un pavimento empedrado y con un pozo que han
perdurado hasta hoy en día. A lo largo de su historia ha sufrido diferentes
transformaciones, y esto es precisamente lo que ha permitido el uso de este
edificio hasta la actualidad, estando considerado como el único testimonio
teatral de Europa con edificaciones superpuestas y, junto con el de Almagro, el
único corral de comedias conservado. En origen, tenía un aforo para 600
personas, donde los hombres y mujeres se sentaban separados. Actualmente tenemos
la posibilidad de sentarnos juntos y contemplar en él algunos de los más bellos
espectáculos del mundo.
Volviendo
la vista al lado Este de la plaza, vemos la sede del Círculo de Contribuyentes,
creado en 1893 cuando fue utilizado como lugar de reunión de la burguesía
local.
Y
a través de la calle Pedro Gumiel, también situada en el lado oriental de la
Plaza de Cervantes, llegamos al monumento
estrella de la ciudad: La Universidad Cisneriana, antiguo Colegio de San
Ildefonso, que fue fundada en 1499 por el Cardenal Cisneros y que le ha valido
a esta ciudad universitaria el título de Ciudad Patrimonio de la Humanidad por
la Unesco desde diciembre de 1998.
Y
finalmente, en el extremo sur de la plaza, la torre de la antigua parroquia de
Santa María vigila desde el aire las cubiertas de la ciudad. Un lugar que
permite disfrutar de una buena panorámica de Alcalá de Henares.
Pero,
¿por qué este espacio no presenta la
homogeneidad característica de la mayoría de las plazas? Pues bien, al
parecer este diseño es el resultado de un conflicto entre dos instituciones: el
Concejo y el Colegio. El Cardenal Cisneros dividió la ciudad en dos barrios y
la línea divisoria cruzaba esta plaza en diagonal, quedando el ángulo noroeste
para el Concejo, que decidió porticarlo para favorecer el comercio en la zona,
y el ángulo opuesto fue para el Colegio que decidió realizar fachadas planas
hasta el suelo sin crear soportales, similar a como lo vemos hoy en día.
Ya
desde el siglo XVI la Plaza de Cervantes de Alcalá de Henares tuvo el carácter
de centro urbano, social y económico que se mantiene en la actualidad.
Ocio
y cultura. Mucha historia en unos pocos metros. ¿Alguien se apunta a
descubrirla?
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