lunes, 8 de julio de 2013

Los tesoros escondidos de Madrid

Muchas son las historias y leyendas que esconde Madrid entre sus calles y edificios. No en vano es una de las capitales más hermosas de todo el mundo, y, a pesar de tener una larga trayectoria que se remonta desde los primeros siglos de la civilización, esta ciudad no deja de sorprendernos. 

Hoy os quiero hablar de uno de los tesoros de Madrid. ¡Qué digo! uno no: MUCHOS. A pesar de convivir con éstos todos los días, de pasar por ellos sin llegar a verlos, forman un conjunto de pequeñas maravillas que pasan sin pena ni gloria por sus habitantes. Es símbolo del alma de algún arquitecto o diseñador, de artistas que querían dejar su huella en tan fascinante metrópoli, incluso de ambiciosos soñadores que, en tiempos más oscuros, ocultaron estas pequeñas obras de arte de un mundo hostil.
Me refiero a los portales. Esas primeras salas que muestra un edificio al entrar en su interior, esos espacios que en muchas ocasiones verifican la frase de no juzgar a un libro por su portada. En Madrid existen numerosos portales dignos de ser conocidos por ciudadanos y turistas, y esconden pequeños trocitos de su historia, así como el trabajo de una mente brillante. Y no me refiero sólo a los portales privados, sino también a la recepción de conocidas instituciones y entidades madrileñas.
Este portal, por ejemplo, se encuentra en la calle Príncipe de Vergara nº11. Es uno de esos prodigios que, afortunadamente, suelen estar abiertos al público. No tengo ni que decir qué es lo que más destaca de esta sala, pues son todos sus pequeños detalles lo que la hacen grande: Las escaleras, la vidriera, la doble altura, el portón de entrada…


Como éste, otros cientos ejemplos se ocultan estratégicamente en cada calle y avenida. Tan sólo espero poder despertar en vosotros esa curiosidad por salir a la calle y observar todo lo que os rodea, porque, en Madrid, todo merece la pena.

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