Si de repente las fuentes cobrasen vida, serían seguramente
los perfectos narradores de la historia de la gran villa madrileña. Nos
contarían por ejemplo que antes de ornamentar la ciudad, sirvieron para calmar
la sed de sus habitantes, nos dirían sin duda que vieron a Madrid crecer a gran
velocidad desde que en 1561 Felipe II estableciera aquí Las Cortes y que sus
más asiduos visitantes eran, por supuesto, los “aguadores” que se dedicaban a
recoger sus aguas para después venderlas entre los habitantes de la villa.
Si pudieran, nos hablarían de cómo Carlos III se convirtió
en el mejor alcalde de Madrid, nos dirían que era un importante representante
del despotismo ilustrado y que se encargó de embellecer la ciudad y de mejorar
la calidad de vida de su población, satisfaciendo necesidades básicas como el
alumbrado público, el alcantarillado y el empedrado de las calles. También nos
contarían que llevó a cabo importantes reformas que cambiaron notablemente el
rumbo y la historia de la capital. Este fue sin duda un periodo importante para
las fuentes de Madrid, porque durante este reinado fueron despojadas de su
labor de abastecer de agua la ciudad y se les dio la única tarea de
ornamentarla.
Cada una de ellas encierra en sí misma su propia historia.
Conozcamos algunas…
La Fuente de Cibeles
Se trata de una
verdadera protagonista de la historia de Madrid, ya que formó parte, junto con
otros monumentos, del plan de modernización llevado a cabo por Carlos III.
Si la majestuosa escultura diseñada por Ventura Rodríguez se
despertara, podría revelarnos que desde su origen en 1782 estuvo situada en
frente del Palacio de Buenavista, mirando hacia La Fuente de Neptuno, su
hermana y fue mucho después, en 1895, cuando se trasladó a la actual Plaza de
Cibeles. Allí la diosa de la fertilidad, la tierra y la agricultura, se
encuentra custodiada por cuatro edificios emblemáticos ubicados en cada una de
las cuatro esquinas de la plaza: El Palacio de Buenavista, El Palacio de
Linares, El Palacio de Comunicaciones y El Banco de España.
Esta fuente ha sido protagonista de muchas anécdotas, por
ejemplo en dos ocasiones ha sido mutilada y robada su mano izquierda. En la
primera ocasión la mano original reapareció, pero la segunda vez se perdió para
siempre y tuvo que ser sustituida por una nueva.
También sufrió las consecuencias de la Guerra Civil Española
y para protegerla fue enterrada en una montaña de sacos de tierra que
permitieron que sobreviviera hasta hoy.
Actualmente la Cibeles sigue siendo protagonista de la historia de
Madrid, ya que es el escenario donde los seguidores del Real Madrid celebran
los triunfos de su equipo de fútbol.
La Fuente de Neptuno
También Neptuno
ha sido otra gran protagonista de la historia madrileña. Fuente hermana de la
de Cibeles y creada con el mismo fin y por el mismo arquitecto, Ventura
Rodríguez, Neptuno también nos contaría también que su emplazamiento era
distinto, ya que al principio se encontraba mirando hacia la fuente de Cibeles
de quien fue separado cuando esta se trasladó a su actual situación en la plaza
que lleva su nombre. Tres años más tarde, la fuente de Neptuno pasó a ubicarse
en la plaza Cánovas del Castillo, hoy popularmente conocida como Plaza de
Neptuno. Por último, no podemos dejar de mencionar que es el lugar de
celebración de los hinchas del club de fútbol Atlético de Madrid.
La Fuente del Ángel Caído
Es una de las
fuentes más curiosas y un claro ejemplo
de cómo con un simple gesto se puede narrar toda una historia. Se encuentra en
el Parque del Retiro y nos muestra cómo Lucifer es expulsado de los cielos, la
escultura ganó la Medalla de Primera Clase en la Exposición Nacional de Bellas
Artes de Madrid, en la que se
mencionaron los siguientes versos de “El Paraíso Perdido” de John Milton:
“Por su orgullo
cae arrojado del cielo con toda su hueste de ángeles rebeldes para no volver a
él jamás. Agita en derredor sus miradas, y blasfemo las fija en el empíreo,
reflejándose en ellas el dolor más hondo, la consternación más grande, la
soberbia más funesta y el odio más obstinado”.
El Paraíso Perdido, John Milton. Canto I.
Esta fuente,
inaugurada en 1885, generó gran polémica entre la población madrileña de la
época, lo cual no fue un impedimento para que el Duque Fernán Núñez donara todo el dinero que se necesitaba para su
realización. En su emplazamiento, estuvo situada anteriormente la Real Fábrica
de Porcelana del Buen Retiro, destruida en la Guerra de Independencia en 1813.
Como éstas
numerosas fuentes de Madrid tienen muchísimas anécdotas dignas de ser
transmitidas y son una forma de mantener vivos los recuerdos de la historia de
una ciudad en constante cambio y movimiento.
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