El tema sobre la que gira esta entrada, son las prácticas, bueno, la experiencia obtenida en el comienzo de las mismas, el hecho de que empezar algo nuevo y diferente da miedo y es difícil, pero con un primer paso, todo lo demás fluye solo, lo que hay que hacer es evolucionar
No es fácil salir de tu burbuja y lo que más
miedo da es el inicio. Madrugando otra vez, aquel lunes me llevó a dar el
primer paso hacia la Consejería de Cultura, Turismo y Empleo, en la calle
Alcalá 31. Una vez dentro, literalmente me perdí y ya pensé que no llegaba...
Ya de buena mañana hay personas que no
están por la labor de ayudarte, pero un hecho tan insignificante no puede
quitarte la sonrisa de la cara y, siendo así, encontré a alguien que
amablemente me indicó la sala a la que tenía que llegar. De golpe y porrazo, me
encontré frente a una docena de personas desconocidas.
Cuando varias personas se hallan en una
misma sala pero la mayoría no se conoce, se empieza a observar cada rincón,
cada reflejo, cada movimiento, puesto todo sirve para analizar el terreno. En
un primer instante y con los nervios, no me fijé en las peculiaridades de cada
uno, pero poco a poco fui recopilando información, cada persona tenía un origen
diferente y cada cual más peculiar, ya lo delatase su piel, su rostro o su
acento. Un largo listado de culturas y procedencias llenó rápidamente mi
cabeza, yo que había crecido en el centro, el resto recorría Madrid de punta a
punta, y ya no solo eso, ¡sino también el mundo!
Tras
esta reflexión, la conclusión fue que todas las personas presentes se
encontraban en la misma situación que yo, nuestro objetivo es pasar esta última
etapa aprendiendo y disfrutando al máximo de todo lo que nos rodea, empaparnos
de lo necesario para que el día de mañana sea más llevadero.
En el primer día todo fue bastante bien,
en un nuevo sitio y con nueva gente, empezar de cero, una nueva experiencia. La
segunda mañana fue más cansada, después de un lunes nervioso, el mal trago ya
se había pasado, y veíamos caras conocidas e igual de cansadas que una misma.
El intento de animarnos y hacer esta experiencia amena dio sus frutos y cada
vez nos encontramos más arraigados. Fueron pasando los días y la semana transcurrió
rápida. Todo tan pronto como empieza, se acaba. En pocos días, conseguimos tener
confianza entre nosotros (trabajando en equipo, hablando en público y
poniéndonos en situaciones del día a día) y establecer vínculos.
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